viernes, 10 de febrero de 2012

ORGULLOSOS DE LLEVAR ENAGÜILLAS

 
La indumentaria que acompaña a la danza de Ampudia es una de las piezas más importantes del rito y de la tradición. En Ampudia se ha conservado el doble enaguado blanco inmaculado, muy corto (apenas 40 cm), y muy almidonado que aparece en muchas de las manifestaciones de danzas de palos hispanas. No se sabe a ciencia cierta el origen de este tipo de atuendo para las danzas rituales. Algunos autores achacan a la indumentaria blanca un carácter más simbólico, representando el bien, en contraste con la indumentaria colorísta y satírica del chivorra, galleta o birria, que representaría el mal. Otro autores hace derivar el uso de las enagüillas de los zaragüelles o pantalones de lienzo, livianos y amplios usados en media España, y ahora más representativos de las huertas del Mediterráneo. Sea como fuere, las enagüillas dan carácter al rito con sus amplios vuelos y movimientos. Pero no siempre ha sido así, durante los años 60 y 70, hubo un fuerte rechazo a vestir las enagüillas y el traje de Ampudia se sacó desprovisto de los elementos más característicos: sus faldumentos y el encintado simbólico. Afortunadamente se ha vuelto a recuperar y hoy se luce en todo su esplendor. Tampoco conocemos la antigüedad de los trajes. Algunos datos de 1744, aportados por Luis Peña, nos hablan de la "compra, por parte de la Cofradía del Santísimo Sacramento, de dos varas y media de raso y seda para componer las jaquetillas de los danzantes" ampudiados. ¿Acaso la danza de Ampudia vistió con trajes de casaca o chaquetillas de sedas, como las cuadrillas que los han mantenido en El Cerrato?.  Habrá que insistir en ello.

En la foto superior, detalle del doble enaguado. En la foto inferior, momento de la danza a la Virgen de Alconada, en los años 60, con los danzantes carentes de enagüillas y de buena parte del encintado simbólico.